De sobra es conocido el fin de la Unión Deportiva Salamanca y las circunstancias que la llevaron a la liquidación. La ciudad se quedó en pocas semanas sin su referente deportivo, sin periódico El Adelanto y sin Fundación Germán Sánchez Ruipérez, que se unieron a las defunciones ya asumidas de Caja Duero, la Nachi, la Azucarera, los Cipreses, el Bretón o el grupo MRS (con Tribuna y PAS a la cabeza). En los últimos años, Salamanca ha pasado de ser un precioso lugar para vivir -con su gente, sus negocios, sus actividades y sus proyectos- a una simple fotografía desde el puente romano, mientras su futuro sale en desbandada cada domingo por la tarde camino de otras ciudades en busca de un pedazo de prosperidad.
Ante todo esto, unos cuantos salmantinos se rebelaron: intentaron por todos los medios mantener a flote una institución con la que habían crecido, soñado y vivido demasiadas experiencias como para dejarla en la estacada, pero no les permitieron tener éxito. «El dinero manda», fue la respuesta de quien lo tiene y, por tanto, también ostenta el poder. Y mientras manda el dinero y la sociedad salmantina se ve obligada a bailar al son de la rentabilidad económica, la ciudad y la provincia se desangran: los jóvenes se ven condenados al exilio, los empresarios a cerrar sus negocios, y los trabajadores a asumir la precariedad como si esta fuera inevitable. La actividad huye de las calles más bulliciosas, dejando polvorientos carteles de «se vende» como único rastro de lo que una vez fue.
Esos mismos salmantinos que se movieron entonces siguen moviéndose ahora. Han crecido: unos cuantos centenares se han unido a ellos porque son un ejemplo de superación y de valentía; no son muchos los que se deciden a levantar algo en esta tierra, que no se caracteriza precisamente por el vanguardismo ni los ritmos rápidos. A orillas del Tormes, donde tanto cuesta emprender y ser comprendido, están construyendo una alternativa a lo que les han obligado a aceptar: han creado un club de fútbol que está dando sus primeros pasos, atesorando toneladas de ilusión gracias al grupo de personas que de manera totalmente desinteresada lo están haciendo posible.
Unionistas de Salamanca Club de Fútbol es algo nuevo, pero hecho a la artesana. El envoltorio es moderno porque nace en 2013, pero la receta es la misma que emplearon los creadores de los clubes que ahora cumplen su centenario: trabajo en equipo, humildad, inquietud por hacer cosas en la ciudad, por fomentar el deporte local respetando los valores tradicionales por encima del dinero o los intereses personales. Este equipo está demostrando que se pueden hacer las cosas de otra manera, que se puede honrar la memoria de la UDS más allá del lamento vacío, que Salamanca se merece tener vida y evitar convertirse en un lugar olvidado donde nadie quiera ni pueda establecerse.
La importancia de USCF va mucho más allá de llenar los domingos con un rato de fútbol o de volver a celebrar un ascenso: representa la prueba de que es posible moverse y crear una alternativa. Para poder elegir es obvio que hacen falta opciones: Unionistas es una de ellas, nada más… y nada menos. Entonces, ¿por qué no darle una oportunidad? ¿Por qué no echar un vistazo a sus proyectos? Asociaciones culturales, movimientos vecinales, centros educativos, acciones solidarias, torneos deportivos… Cualquiera puede acercarse y colaborar, o mucho más fácil: otorgar el beneficio de la duda, interesarse por lo que hacen y hasta hacerse socio por menos dinero del que cuesta una tarde de pinchos, obteniendo un carnet que tendrá vigencia hasta junio de 2015 (sí: año y medio de actividades, concursos, votaciones, fútbol y lo que se te ocurra).
Cuesta acostumbrarse a los cambios, pero sin ellos nunca evolucionaríamos: como todo lo nuevo, Unionistas de Salamanca debe ir creciendo poco a poco. Ahora se da un nuevo paso: el club sale a la calle, pero para eso hace falta la colaboración de todos. ¿Y qué se puede hacer para echar una mano? Mil cosas: quien trabaje en una asociación puede contactar con el grupo para concertar una reunión; quien sea miembro de una ONG o un movimiento vecinal puede informar de sus actividades y la posibilidad de establecer colaboraciones; quien sea profesor o esté relacionado con el entorno de un colegio (o instituto) puede poner en contacto a las dos instituciones; quien sea monitor o quiera echar una mano en las actividades educativas con chavales directamente puede ofrecerse y preguntar; quien tenga un negocio puede patrocinar o servir de punto de encuentro… Las posibilidades son infinitas: esto no es solo Unionistas CF, esto también es por y para Salamanca, y cualquiera puede poner su granito de arena para hacer de esta ciudad un lugar un poquito mejor.
Yo ya soy Unionista, ¿y tú?